domingo, 7 de enero de 2018

Montando la bala (Stephen King)


Me gusta hablar sobre los buenos hábitos, o mejor dicho todas aquellas acciones que las personas pueden incorporar en sus vidas con el fin de lograr beneficios. Aunque llevo toda una vida  hablando sobre el hábito de la lectura así como, su importancia; nunca antes había escrito sobre este tema. Que “cool” es cuando encuentras a otra persona que le gusta leer, porque realmente son raras y escasas en nuestro medio. 

Me causa tantísima curiosidad visitar hosteles y pequeños hoteles en lugares de alto turismo tanto en Costa Rica así como en otros lugares remotos, y casi siempre encontrar un pequeño librero, dispuesto a modo de altar; en donde hay libros en varios idiomas, bien “trajineados” y que se puede ver y leer libremente. Es más, siempre al preguntar se contesta que los mismos han sido donados por los viajeros. No quiero alabar aquí el hecho que otras culturas desarrollen personas con mejores hábitos de lectura en comparación con la propia, porque eso es más que evidente cuando conoces turistas que precian venir a leer en nuestras playas. Sino, quisiera resaltar los múltiples beneficios que trae la lectura consigo entre los que  clásicamente se destacan el enriquecer el conocimiento y la posibilidad de entretener. Pero hay más, mucho más. Por ejemplo, leyendo te puedes conocer y desarrollar la capacidad de imaginar; puedes informarte sobre los problemas de la vida, entrar en pánico o encontrar el coraje para cambiarlos; leyendo afinas el transmisor interno que te permite sentir, leer aclara la mente y es un tipo de meditación mucho más práctica que sentarse a recitar mantras; pero sobre todo, siempre te aporta el material y combustible necesario para lanzarte en busca de nuevas aventuras, que te permitan desembarazarte de aquellas ideas de soledad y "viejera", que a veces se asoman por la mente.

Algunas veces encuentro personas que con triste expresión, reconocen que aunque nunca leen, ya sea porque no tienen tiempo o porque simplemente les da pereza; en el fondo de su ser, anhelan leer libros. Y es que no es necesario acabarse los libros de un solo o leer cinco mil palabras en un minuto, se trata de disfrutarlo. En una conversación así siempre es común decir “busca algo que te interese”, “trata de leer el periódico”, “fíjate lo que esta leyendo fulano” y cosas así, cuando en realidad, es mejor recomendar algo “cortito” y sustancioso, que estimule a la persona a seguir buscando luego por sí mima. Por eso, hoy quisiera recomendar algo que leer, que quizá despierte el apetito a muchas personas y contribuir significativamente a mejorar sus vidas.  

Riding the Bullet o montando la bala, es un relato corto del famoso escritor estadounidense de historias de terror, Stephen King, quien por estos días vuelve a estar en boca de todos, por el remake cinematográfico de “It” (Eso), una de las tantas obras de este autor que han sido llevadas a la pantalla grande. Este otro relato fue publicado en internet un 15 de marzo del 2000 y aún es posible encontrarlo con facilidad en la red. Este suceso en su día, sería calificado como un acto revolucionario en el mundo de la literatura, ya que suponía un contacto directo entre el autor y los lectores sin la interferencia de un editor, que usualmente ponen y quitan cosas a su antojo. Se afirma que esa ocasión fue la primera vez que un autor reconocido mundialmente, utilizaba la web para publicar una obra y que su trascendencia se equiparaba a la democratización del conocimiento realizado por Gutenberg y su imprenta, al poner los libros y el conocimiento a disposición de la gente llana. Posteriormente, debido a su gran difusión; esta obra fue publicada de manera física y en el año 2004, pasó a la gran pantalla de la mano del Director Mick Garris. 

No existe algo más estimulante que una buena historia de terror y aunque quisiera seguir hablando de esta en particular, la cual sé que no dejará a nadie indiferente; no deseo robarle la magia y el suspenso que ofrece. Solamente y a manera de llamar la atención, tan solo diré que Alan Parker, el personaje principal de esta historia; narra en retrospectiva los extraños sucesos que acontecieron posterior a ser avisado que su madre, quien vivía a 200 kilómetros de distancia; había sufrido un derrame cerebral y se encontraba delicada en el hospital. Sin pensarlo dos veces, Alan inicia su desesperado regreso a su pueblo natal valiéndose de los desconocidos que se va topando en el camino, teniendo un encuentro incomodo con un anciano que le hace caminar a lo largo de la oscura carretera, buscando encontrar a otra persona que le brinde transporte para continuar con su viaje. La locura se desata cuando Alan llega a un cementerio, en donde se aterra ante los nefastos augurios que le hacen sentir que su madre había muerto. Hay un nombre que le llama poderosamente la atención en una lápida: George Staub, ya que había fallecido recientemente. De pronto, un movimiento en el cementerio asusta al protagonista y este cae al suelo. Se reincorpora y ve a lo lejos unas luces que se acercan hasta finalmente detenerse y permitirle subir al automóvil. Mientras están andando, el protagonista se da cuenta que es el difunto George Staub quien va al volante, conduciendo como un demente y a toda velocidad para finalmente, confesarle que ha venido como mensajero “divino”, con el fin de probar a Allan y darle a escoger entre su vida y la de su madre, Jean Parker. 

Perdón, ya no diré nada más. Solamente he contado lo necesario, con el fin de incentivar su búsqueda así como, facilitar enredarse más fácilmente con esta historia. Espero que este sea el principio de muchas otras buenas lecturas. ¡Que lo disfruten! 

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Hace unos días, topé con un material en donde se daba cuenta de las extrañas circunstancias que suceden en Nueva Inglaterra, Estados Unidos. Llama la atención, que el paisaje tras la vida e historia de H.P. Lovecraft sea también escenario de sucesos tan increíbles como los escritos por este autor. Existe ahí una zona llamada el Triángulo de Bennington, en donde las muertes extrañas, las desapariciones, avistamientos de fantasmas, ovnis, pies grandes, etc. están siempre a la orden del día. Al parecer, a lo largo de varias décadas, muchos investigadores se han interesado ante estas circunstancias, recopilando cantidades de estas experiencias increíbles. Traigo a colación este tema, ya que entre ese mar del misterio se encontraba el relato de "un chofer fantasma" que le encantaba "ayudar" a los pobres infelices que se topaba en la carretera y que le pedían "auto stop". El parecido con el  "George Staub" del relato de Stephen King es bastante sospechoso. No estoy afirmando que King se inspirara en esto para escribir Montando la Bala, tan solo quería sugerir que aveces la realidad puede superar a la ficción. Espero contarles más sobre el Triángulo de Bennington en otra ocasión... 


孟龙