martes, 26 de enero de 2010

MI VIDA LOCA...




Mi vida loca, es el nombre del cuarto disco de los Autenticos Decadentes, el cual conocí siendo un adolescente... aquí comienza mi historia, ya que desde entonces y paralelo a todo, Los Auténticos Decadentes se convirtieron en casi, casi una religión. Son pocos los que logramos elaborar y plantear semejante asunto... pero sí, en honor a semejante discazo, este fin de semana que pasó me aventuré de una vez por todas, a vivir como se debe, mi vida loca.

En el calendario estaba marcada la fecha. La cita había quedado para el domingo 24 de enero del presente año, aunque luego me enteré que podrían dejarse ver un día antes en un evento de mega bar. Meses antes, lleno de jubilo recibí la noticia que "sí la suerte" así lo quería, podrían ser seleccionados entre una lista "casi sin competencia" de posibles candidatos a animar Palmares. Ante todo, aclaro que Palmares me parece un lugar muy apacible, en el cual cada enero se desata la locura colectiva... eso, confieso me incomoda un tanto pero me prometí hacer el esfuerzo e ir por primera (y ojalá, la última) a estas festejos, solo para ver a los Decadentes! Aclaro nuevamente, Palmares es una ciudad pacífica y según descubrí muy hermosa; ya que tiene más y mejores cosas que sus fiestas, entre ellas sus gentes, muy cálidas y amables por cierto... no obstante, la demencia se apodera de sus calles durante sus festejos.

Me confieso... voté muchas veces. Me hice cliente frecuente de la web de las fiestas... creo que otros devotos lo hicieron también porque la derrota fue apabullante... y era totalmente oficial... iría a Palmares a toda costa. Creo que en repetidas ocasiones lo mencionaba e instaba a favorecer la migración de quienes aprecio y a quienes sabía, que Decadentes era parte de su religión, en aras de que disfrutáramos de una velada excepcional... nuestra cultura tan maravillosa: nos es tan fácil decir "si" y luego, con igual ligereza decir "no". No obstante, solamente rescato a solo uno, un gran amigo del alma, el cual fue el que me vendió la idea de ir el día 23 y no el 24, ya que comparte mi distancia del desorden sin sentido. Lastimosamente, debido a su carga de trabajo no me pudo acompañar.

Viernes 22. Este día me encontraba casi resignado a que en definitiva no iría. Inclusive, me encontraba un tanto engripado. No obstante, gracias a las propiedades mágicas del caldo de pollo, logré sentirme bien por lo que esa noche decidí salir a silenciar un rato las penas... lo que pasó esa noche será material de otra historia, ya que serça algo digno de contar en el futuro. Sin embargo, sucedió algo determinante: conversando con unos antiguos conocidos, me indicaron que asistirían al dichoso evento y recalcaban, en que ya no había existencias para incluir a nadie más así como el famoso cuento, que ya no habían entradas disponibles... bien, acepto que lo que a continuación dije fue toda una hepatopatía crónica: "¡te prometo que mañana estaré allí, cueste lo que cueste!"... pero me llamo poderosamente lo que mi ego levemente herido por Juanito el caminador, acertó a decir: "Nunca rompas una promesa, porque sí te prometes algo y no lo cumples, no vales nada"... al parecer, me fui de allí tranquilamente y dormí como siempre... sin sospechar, que ya había programado mi espíritu aventurero para el día siguiente.

Sábado 23 Eran cerca de las 10 y 30 cuando abrí los ojos, desayuné normal y sin pensarlo mucho, tiré en el carro una camiseta, una pantaloneta, ropa interior y el cepillo de dientes... ¿Rumbo? Aunque, aún no me lo creía; me dirigía a Palmares... 

Frente al Hospital México, una presa de proporciones épicas, la cual no conseguía moverse ni un solo milímetro, me hizo dudar momentáneamente. Por ello, eché mano de mis conocimientos en materia de conducción piratezca pero razonablemente tolerante, tomé un desvío y llegué a Heredia... Alajuela... Tacacorí y San Pedro de Poás... Grecia... Sarchí... Naranjo... y finalmente, !Palmares! Afortunadamente, no encontré mayor tráfico... unos cuantos tractores, unos cuantos buses... pero nada serio. Sin embargo, fueron demasiadas horas al volante.

Paso 1: Conseguir Hotel Probablemente, se pregunten ¿para qué querría yo quedarme en un hotel sí la mayoría de personas regresaban esa misma noche (o lo que quedaría de ella) a sus casas? Bueno, por dos razones: 1- Ya me había hecho la idea que había llegado solo y que dado, el ambiente era de fiesta... 2- no me iba a negar a participar del bacanal y participar alegremente, de los cánticos a la vida, que allí se celebrarían.

Los pueblerinos me orientaron... solo había uno... afortunadamente, ubicado al lado de las fiestas. Ahí me hospedé... el primer check de la misión... seguía lo difícil.

Paso 2: Conseguir entrada al concierto Realmente, no fue tan difícil como lo pensé... Fue una de esas contadísimas ocasiones en las das gracias porque existan los revendedores. Segundo check listo.

El Concierto. Me apersoné al lugar muy temprano... confieso que maldije enormemente la logística del lugar, dada su carencia de baños, en especial tratándose de un lugar en donde se expendía cerveza. Claro, luego lo vi desde el punto de vista comercial y no me pareció tan mala idea, pero sí cínica. Mientras cargaba combustible para el alma, me percaté que me sentía un tanto extraño, ya que sí bien es cierto que no todos los presentes parecían estar "ennoviados" o en proceso de estarlo con alguien, al menos algún guardaespaldas le acompañaba... yo en cambio, me hallaba solo y trataba de "matar el rato" con cierta calma... aunque admito que al principio me cuestionaba esto, me recordé a mi mismo el tremendo carácter individualista que tienen los seres humanos y que probablemente, cada quien estaría pensando desde su situación, la cual, dado las aguas etílicas; estrecharían el efecto túnel hasta olvidarse gradualmente que afuera siquiera existía un mundo. Sin embargo, algunos cartagos del pasado surgieron... fueron de gran alivio, lo acepto. Rescato, una niña cartaginesa de quien me reservo el nombre por cuestiones familiares, una buena persona con la cual tuve la oportunidad de apelar sobre el sentido común sobre algún determinado episodio que yo daba por resuelto... desafortunadamente no a un 100%. En esos mismos instantes, se acabaron las pavadas con la que la marca nos bombardeaba e inició el asunto... un coro gigante al unísono cantaba: "Somos Decadentes".

Muchos éxitos: los piratas, corazón, como me voy a olvidar, besándote... en ese momento pensé alzar mi teléfono celular para grabar al menos una canción para el recuerdo... para sorpresa: una de mis preferidas: El pájaro vio el cielo y se voló. Fui complacido y con creces... canté con el alma, lo cual muy pocas veces se logra.

Casi al final del concierto: Un tejareño conocido vino a mi... me instó y me llevó hacia el "slam" (Aunque sinceramente prefiero la ruedita). Bastante gratificante el asunto, me volví a sentir muy adolescente por unos instantes... este conocido alcanzó el grado de hermano para mi estima gracias a esta iniciativa y al rato que compartimos.

Domingo 24. Terminado el concierto... los conocidos se marcharon, muchos de ellos a seguir tal cual han vivido, tal cual lo vivieron y tal cual, se marcharon siendo los (as) mismos (as). Creo que me encontraba fatigado... pero me quedó fuerza para una vuelta más: para comer chatarra y para deámbular, aprovechando el hilo mágico que paseaba mi cabeza por el campo ferial. La actividad cesò por completo en derredor a la 1 y 30 am, y antes de que me pudiesen acompañar los amigos de lo ajeno, decidí regresar al hotel y entregar mis credenciales al reino de los sueños... antes, recuerdo haber cruzado un par de mensajes por mi cel, "vamos despacio" dijeron al otro lado, dí mis argumentos pero finalmente, me gano el sueño...

Al despertar reinaba el silencio absoluto... eran las 9 a.m. y en el celular había un mensaje que decía "buenas noches". Tomé una ducha y fui a disfrutar de un frugal desayuno. Volví a la habitación miré por la ventana y vi una multitud que ya apelaba a los favores de Baco (era casi las 11 a.m.). Había estimado quedarme a ver el concierto pero al final desistí.

El gratificante regreso... por un momento, pensé que probablemente me haría Harie Khrisna cuando llegase a Cartago nuevamente: era tal la cantidad de carros en el sentido San José - Palmares, constituidos en una sola presa de Palmares a Alajuela, que el hecho de pensar en que evitaba padecer ese tormento, me hizo cantar con una paz inexplicable y sentía que irradiaba una extraña energía... en especial lo noté cuando salió en la radio: My Sweet Lord de George Harrison. Fueron los mejores 34 minutos que he vivido en carretera!